Enfoque por competencias.
El enfoque por competencias es un modelo educativo
basado en la enseñanza de conocimientos de tal forma que se sitúen en el
contexto determinado para el que son útiles. De esta manera, lo aprendido se
entiende como útil y necesario, ya que está pensado para ayudar a los alumnos a
enfrentarse a situaciones del mundo real.
Frente a la educación tradicional, que se centra en la
memorización de datos puros sin una gran relevancia para los estudiantes, la
educación por competencia se enfoca en la adquisición de conocimientos mediante
la experimentación y la práctica. Es un enfoque mucho más dinámico en el que
los alumnos dejan de ser meros receptores de información.
Los dos pilares fundamentales de la educación por
competencias son la funcionalidad y la significatividad de los aprendizajes.
Para lograr estos dos objetivos mientras también se transmiten conocimientos,
los alumnos trabajan en sus valores, sus destrezas y sus habilidades.
Los últimos estudios sobre el aprendizaje muestran que
la memoria pura es el peor método para retener aprendizaje y que, por el
contrario, poner en práctica los conocimientos los afianza a mucho más largo
plazo.
Las características más importantes del enfoque por
competencias son las siguientes:
– Mayor especificidad de la unidad de aprendizaje.
En la educación tradicional la única forma de saber si
un alumno ha adquirido nuevos conocimientos es mediante un examen o test en el
que tendrá que poner a prueba su aprendizaje.
– Adquisición del conocimiento de forma gradual.
Debido a esta división de las competencias en unidades
muy pequeñas, el aprendizaje se produce poco a poco, de tal forma que el alumno
puede ir adquiriendo nuevos conocimientos de forma gradual y lógica.
– Modularidad de los conocimientos.
Debido a la mayor división existente entre las
diferentes partes del aprendizaje, el alumno puede centrarse en practicar tan
solo aquellos componentes del mismo que aún no domina.
– Foco en el aprendiz.
En el sistema educativo tradicional los alumnos son
vistos como receptores pasivos de conocimiento; la tarea del maestro es la de
trasmitirles lo que sabe. En este enfoque se considera que los estudiantes son
una «pizarra en blanco».
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